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A falta de una política industrial en el país, la iniciativa privada ha tomado el liderazgo en un plan de largo plazo que busca colocar a México entre las principales potencias industriales del mundo.
Para Alfred Rodríguez, presidente de la Comisión de Innovación e Industria 4.0 de la Concamin, México llegó tarde a la Cuarta Revolución Industrial, pero aún puede prepararse para la siguiente, la Quinta Revolución Industrial que ya está en puerta.
“Tenemos que salir de esta situación de ser un país manufacturero, la manufactura y el empleado de bajo costo, ya no son factor competitivo, las industrias que vienen ya no buscan mano de obra barata, porque los robots hacen las cosas mejor y más baratas”, advierte.
El crecimiento promedio del país en los últimos 30 años ha sido de 2.5%, una tasa inferior a su potencial. Había previo a la pandemia, 5.7 millones de empresas, la mayoría micro, pequeñas y medianas, que emplean al 95% de la población activa, pero que generan escaso valor agregado, según el documento “Hacia una industria del futuro. La transformación digital en México”, elaborado por la Concamin.
Entre 1980 y 2010, el crecimiento promedio anual del valor agregado del sector industrial mexicano fue de 2.5%, en contraste, el de China se elevó 11.6%. Hoy el país asiático posee el 24% del valor agregado de las manufacturas a nivel mundial, cuando en 1991, tenía una proporción similar a la de México.
En el sector aeroespacial existe interés por fabricar más de 150 componentes en el país, una sustitución de importaciones de 1,200 millones de dólares en los próximos tres años, que en seis llegaría a 6,000 millones de dólares. Además, en la próxima década, la industria automotriz estará fabricando los autos del futuro y va a demandar capacidades con las que la mayoría de las pymes mexicanas no cuentan.
Sólo la colaboración entre la industria, el gobierno y la academia puede ayudar a generar las condiciones necesarias para impulsar el desarrollo de las pymes mexicanas e integrarlas a las cadenas de valor globales.
Red de innovación
La industria global está en una transformación digital acelerada por la pandemia, y requiere competencias y habilidades para la innovación y los avances tecnológicos, que en México se están desarrollando de manera muy incipiente.
La Cámara de Comercio e Industria Franco Mexicana (CCI France México), la Concamin y la Federación Mexicana de la Industria Automotriz (Femia) desarrollaron un proyecto de colaboración para fomentar el desarrollo tecnológico e innovación en México, a la que se sumaron la Secretaría de Economía, a través del Prosoft, y la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través del Tecnológico Nacional de México (TNM).
“Nos hemos dado cuenta que el problema que tiene México para poder entrar realmente en esta guerra mundial de la transformación digital es la falta de capital humano, y apostar por las pymes mexicanas”, asegura Alfred Rodríguez.
El objetivo es establecer una red de 10 centros de innovación en diferentes estados del país, equipados con tecnología de punta para capacitar a pymes y colaborar con ellas en proyectos de innovación y desarrollo de productos, en especial para los sectores automotriz y aeroespacial, aunque atenderán las necesidades de cualquier otra industria.
Pese a la pandemia, este año iniciaron operaciones el Centro de Innovación Industrial de Tlalnepantla (CIIA-T), principalmente dirigido a empresas del sector automotriz; el Centro de Innovación y Diseño Industrial de Puebla (CIDI) enfocado en manufactura avanzada, y el Centro de Innovación Industrial en Diseño y Manufactura Digital de Chihuahua (CIIA-Ch), destinado al sector aeroespacial.
Se espera en breve el inicio de operaciones de un centro en Tijuana, uno compartido entre Querétaro y Aguascalientes, y uno más en Puebla orientado a emprendedores, de acuerdo con Fernando Jaime Alzate, vicepresidente de la Comisión de Innovación e Industria 4.0 de la Concamin.
Con inversiones de entre 40 y 50 millones de pesos, producto de la triple hélice, estos centros se ubican dentro de los campus del TNM en cada una de las ciudades elegidas para esta red. Además, gracias a la alianza con la CCI France México y el gobierno de Francia, se contará con expertos franceses que capacitarán a instructores mexicanos enfocados en diseño.
“La aspiración de estos centros es apoyar a las pymes a acelerar sus procesos de adopción tecnológica y en consecuencia que incrementen sus capacidades de innovación, porque si bien es cierto que la tecnología por sí sola no genera productos, es un habilitador muy poderoso para la innovación”, comenta Fernando Jaime.
El enfoque es hacia el diseño, en estos centros las pymes podrán acceder al uso de software PLM (Product Lifecycle Management) para gestionar el producto desde su concepción, diseño, modelado, simulación, manufactura y la puesta en el mercado.
Los ciclos de vida de los productos se están haciendo cada vez más cortos y las empresas deben ser ágiles para responder rápidamente a los cambios. La capacitación que se ofrece está centrada en el uso de software para diseño y manufactura digital, impresoras 3D, escáneres 3D, metrología por escaneo 3D, metrología sin contacto, herramientas para validación de producto por realidad virtual, y herramientas para ingeniería inversa que ya son de uso común en la industria global.
Además, cuentan con estaciones de trabajo con licencias comerciales que les permitirán participar en licitaciones con un tier 1 o tier 2, sin necesidad de adquirir las herramientas, incluso, pueden probar la tecnología antes de comprarla para saber si es lo que necesitan.
“Hoy en día todos van a trabajar con una plataforma común y colaborativa y se va a trabajar todo desde la concepción, lo que tiene en la mente el ingeniero, hasta todos los procesos que llevan al producto final. Ya no se harán prototipos, todo se hará a través de gemelos digitales”, destaca Alfred Rodríguez, también embajador de México ante la Alianza del Futuro de Francia.
Más centros, menos dependencia
Una pyme podría ver efectos en sus procesos internos, a partir de tres meses de tomar un curso de diseño, o seis meses cuando ya un ingeniero pueda hacer ingeniería inversa, aunque va a depender del perfil de la empresa y del personal que tome la capacitación.
“Muchas empresas encuentran este tipo de soluciones en el extranjero porque en el país siguen siendo escasas o caras, y en estos centros tendrán esos servicios a un precio de mercado competitivo para que puedan seguir creciendo”, afirma Fernando Jaime.
El funcionamiento de los centros está blindado ante los cambios de gobierno y cuentan con alianzas con fabricantes de tecnología para eventualmente seguir actualizando los equipos.
Como centros de investigación aplicada, también otorgarán certificaciones con validez internacional.
El plan inicial era crear 36 centros de este tipo en todo el país, enfocados en los sectores automotriz, aeroespacial, ciberseguridad y energía. A decir de Alfred Rodríguez en el país faltan entre 30 y 40 de estos centros para todo tipo de industrias, pero había que comenzar por algo. Ahora, hay interés no sólo de Francia, sino de Alemania y otros países por ampliar esta red de centros en todo el país.
Por lo pronto, con el apoyo de la Femia, también se estableció una red de 10 Laboratorios para la Industria Aeroespacial, que ya están funcionando en instituciones de educación de Hidalgo, Querétaro, Chihuahua, Nuevo León, Baja California, Sonora y dos en Yucatán. La meta es capacitar a 3,000 jóvenes en diseño para este sector.
“Se trata de crear una base tecnológica para ser cada vez más autónomos, y menos dependientes del exterior”, dice Rodríguez.
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